¿CÓMO SERÍA UNA SOCIEDAD SOCIALISTA?
En apariencia, sería igual que la que se tiene en los países democráticos avanzados. Las instituciones democráticas existentes funcionarían formalmente lo mismo, pero estarían basadas en un nuevo consenso ciudadano sobre las reglas básicas para distribuir la riqueza y sobre los medios para asegurar la mejor calidad de vida posible para los ciudadanos en las circunstancias dadas. Los gobiernos tratarían de conseguir equilibrio entre los niveles de bienestar de los pueblos y desterrarían las guerras y las acciones -y omisiones- que conducen inexorablemente a las guerras. Los patrones de consumo serían diferentes, aunque sin privarse de todos los adelantos que mejoran la vida y ahorran esfuerzos, y más racionales, con marcada preferencia por los bienes de la cultura, el disfrute de la naturaleza y la solidaridad con los más débiles.
Una mayor diferencia con respecto a la situación actual sería que la provisión de los bienes públicos funcionaría bien (con eficiencia de costos y con equidad): la sanidad, la educación, la provisión de vivienda, el transporte público, la formación profesional, las pensiones, las instituciones de la seguridad social, la fiscalidad. La gente estaría dispuesta a pagar impuestos y no evadirlos si el nuevo sistema pudiera garantizar una paz y una convivencia ciudadanas, que el mercado dejado a sí mismo hubiera demostrado ser incapaz de lograr. Poco a poco irían desapareciendo las grandes fortunas, pero la gente seguiría teniendo incentivos para trabajar con la esperanza de mantener la nuevamente ganada paz y convivencia ciudadanas. Además no faltarían oportunidades de superarse en una economía donde los mercados funcionarían de otra manera más regulada y transparente, pero en su esencia premiando el trabajo, la inventiva y la buena suerte.
Una mayor diferencia con respecto a la situación actual sería que la provisión de los bienes públicos funcionaría bien (con eficiencia de costos y con equidad): la sanidad, la educación, la provisión de vivienda, el transporte público, la formación profesional, las pensiones, las instituciones de la seguridad social, la fiscalidad. La gente estaría dispuesta a pagar impuestos y no evadirlos si el nuevo sistema pudiera garantizar una paz y una convivencia ciudadanas, que el mercado dejado a sí mismo hubiera demostrado ser incapaz de lograr. Poco a poco irían desapareciendo las grandes fortunas, pero la gente seguiría teniendo incentivos para trabajar con la esperanza de mantener la nuevamente ganada paz y convivencia ciudadanas. Además no faltarían oportunidades de superarse en una economía donde los mercados funcionarían de otra manera más regulada y transparente, pero en su esencia premiando el trabajo, la inventiva y la buena suerte.
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