SOCIALISMO, BUDISMO Y CRISTIANISMO

Thursday, December 15, 2011

La economía budista

La economía budista
19/08/2003 - Autor: Sangharákshita - Fuente: Webislam





El capítulo sobre Sri, el capítulo ocho, es bastante corto. Tiene menos de tres páginas en la traducción inglesa, y la promesa de Sri sólo toma una parte. Pero la longitud de su promesa no es una indicación de su impacto. Ella no simplemente promete proteger al monje predicador del sutra; es mucho más específica y promete mucho más que eso. Como hemos visto, ella ni siquiera comienza con el saludo al Buda. Ella sale directamente con sus promesas y dice que le dará al monje, en primer lugar, empeño; en segundo, vestiduras; en tercero, cuenco para la limosna; en cuarto, cama y asiento; y en quinto, medicinas - más, según ella dice, otros excelentes avios. La diosa también deja claro porque va dar esos obsequios. Los dará, según dice, para que el predicador del Dharma esté provisto de todos los avíos, para que no le falte nada, para que su mente esté en buen estado, para que pase las noches y los días con una mente feliz, para que examine las palabras y letras del sutra y así las perpetúe por el beneficio de todos los seres vivos, para que todos los seres despierten al final a la Iluminación perfecta.

Luego, para empezar ¿Quién es la gran diosa Sri? Hemos visto que la diosa Sarasvatí la adoran mucho los hindúes modernos, particularmente los eruditos, los escritores, los estudiantes y cualquiera que tenga algo que ver con el saber. De igual modo, la diosa Sri sigue siendo adorada en la India hoy en día; de hecho se le adora incluso más que a Sarasvatí. Sri es adorada prácticamente en todos los hogares hindúes, normalmente bajo el nombre de Lakshmi. Es bien fácil comprender lo que representa. La palabra sri significa prosperidad, y Lakshmi quiere decir suerte o buena fortuna. La prosperidad a la que se refiere es, por supuesto, la prosperidad material, y la buena fortuna es la buena fortuna en sentido mundano - el tipo de buena fortuna que hace que te toque la lotería, no el tipo que hace que te encuentres un ejemplar de Buddhism for Today sobre el asiento del autobús.

Luego la diosa representa la prosperidad material, el éxito mundano. La Lakshmi del hindú moderno es representada más o menos como la Sarasvatí actual: una bella joven con su largo y negro cabello, brillante y suelto, vestida con un sari carmesí con los bordes dorados. Si bien a Lakshmi se le representa definitivamente como a una joven esposa. Ella lleva la tilaka roja de la mujer casada sobre la frente y quizás también el polvo rojo llamado kum-kum en la raya del pelo; además de las diversas piezas de joyería: collares, brazaletes, tobilleras, pendientes y, por supuesto, el aro en la nariz con incrustación. La Lakshmi del sur de la India particularmente lleva todos estos ornamentos. Sarasvatí generalmente va vestida con más sencillez, como corresponde a la diosa del saber. Lakshmi no está sentada sobre un ganso, como Sarasvatí, sino sobre una enorme flor de loto, generalmente rosa o blanca y a veces lleva en la mano una flor de loto blanca.

Hay muchas imágenes de Lakshmi en los templos y con frecuencia tienen más de un par de brazos. Normalmente Lakshmi está de pie junto a su consorte, el dios Vishnu, el segundo miembro de la trimurti hindú. Es claramente adecuado que Vishnu el preservador y Lakshmi la diosa de la riqueza y la prosperidad estén “casados”. A veces se hace referencia a ambos por el nombre Lakshmi Narayan - siendo Narayan otro nombre de Vishnu. En Nueva Deli hay un famoso y colosal templo de Lakshmi Narayan. Fue construido por un multimillonario hindú moderno, de hecho, muy multimillonario, uno de los hombres más ricos que ha habido en la India moderna (luego el tenía buenas razones para ser devoto de Lakshmi). El fue un famoso hombre de negocios que era el principal benefactor económico de Mahatma Gandhi y el Partido del Congreso antes de la independencia India. Fue el quien hizo el famoso comentario: “Me cuesta dos mil rupias al día mantener a Bapu (es decir, Mahtama Gandhi) viviendo en la pobreza”.

Como cabe esperar, a la diosa Lakshmi la adoran mucho los miembros de la fraternidad empresarial de la India. Cada tendero hindú tiene una imagen o pintura de colores vivos en su tienda, además de la imagen de Ganesha, el dios de cabeza de elefante que aparta los obstáculos. El hombre de negocios hindú adora estas imágenes todos los días - es decir, enciende varillas de incienso y menea luces frente a las pinturas o imágenes. Todos los tenderos hindúes tienen una caja fuerte en un rincón, o al menos una gran caja de hierro dura. La imagen o pintura de Lakshmi la encontrarán ustedes colocada justo encima de la caja fuerte, incluso algunas veces dentro. Se ve a los tenderos hindúes abrir la caja fuerte por la mañana, y cuando lo hacen adorar a la imagen de Lakshmi que hay dentro; de modo que se puede decir que literalmente adoran la riqueza, realmente adoran el dinero. Incluso los libros de cuentas son encuadernado con tapas rojas tradicionales, por ser el color del sari de Lakshmi.

Imágenes y pinturas de Lakshmi se encuentran también en el hogar por razones obvias. Lakshmi es probablemente la divinidad del hogar más popular en la India. No hay mucho sentimiento religioso por ella, simplemente se cree que trae buena suerte y prosperidad. A propósito, a la buena esposa se le llama “Lakshmi”. Si una mujer es alegre y trabajadora, si es buena cocinera, ama de casa y madre; y si los asuntos de su marido prosperan, entonces le dirán a éste sus amigos: “tu mujer es una verdadera Lakshmi” o “la diosa de la fortuna seguramente ha entrado en tu casa” - en otras palabras, tu mujer te ha traído suerte. Pero siento decir que hay un lado malo en esto. Si los asuntos del marido van mal, o si muere prematuramente, entonces sus parientes dirán que fue culpa de la esposa, que ella le trajo mala suerte. No obstante, por norma general, la mujer casada, particularmente la mujer joven casada y con niños, se considera portadora de buena suerte. Si cuando sales de casa por la mañana, ya sea a trabajar o a cualquier otra cosa, la primera persona a que ves es una mujer casada - y en la India siempre se sabe si una mujer está casada porque lleva la marca roja en la frente - tendrás buena suerte durante ese día. Pero si la primera persona a la que ves es un monje, tendrás mala suerte porque el monje representa la negación de la prosperidad y éxito mundanos. Esta creencia prevalece tan fuertemente que hay algunos hindúes, particularmente los más ortodoxos de la casta de los brahmanes, que si se encuentran con cualquier tipo de monje a primera hora de la mañana, se dan media vuelta y se vuelven a casa. En ese día no intentan hacer cosa alguna, dicen que saben que no tendría éxito. Se encontraron con ese monje y les destruyó completamente la buena suerte para todo el día.
Este es, por supuesto, el punto de vista hindú. Al ser el hinduismo una religión étnica, pone énfasis en los valores del grupo y la prosperidad mundana. El punto de vista budista es un tanto diferente. No voy a llegar al extremo de decir que según el punto de vista budista encontrarse con una mujer casada por la mañana sea mala suerte, pero encontrarse con un monje es ciertamente considerado de buen augurio - y esto siempre desde el punto de vista espiritual.

Hay muchas leyendas sobre la diosa Lakshmi, una de las cuales trata de su nacimiento. Se dice que los dioses una vez decidieron batir el gran océano cósmico de la leche. De modo que arrancaron el Monte Meru para usarlo de palo de batir y cogieron a Ananta la serpiente cósmica como soga y la enrollaron al Monte Meru. Entonces unos dioses y diosas estiraban de un extremo de la soga, otros del otro, conforme estiraban para adelante y para atrás, batían el océano cósmico de la leche. De éste produjeron toda suerte de cosas maravillosas, igual que la mantequilla. En primer lugar salió la vaca de la abundancia. A continuación, el árbol que todo lo concede, el árbol que hace cumplirse todos los deseos, sólo has de tocarlo y desear algo y de inmediato tu deseo queda concedido. Entonces surgió el elefante celestial, el cual va tan veloz como el viento y tiene seis colmillos. Después surge la diosa Lakshmi; así es como nació. Pero tras ella surgió un tarro lleno de veneno, un veneno lo suficientemente fuerte como para matar a todos los seres del universo.
.

Claro está que todos querían llevarse las cosas buenas que habían salido - los dioses, en particular, querían llevarse a Lakshmi - pero nadie quería el veneno. Al final Vishnu tomó a la diosa Lakshmi y se casó con ella. En cuanto al veneno, el dios Shiva se lo tragó. Esto es lo que ocurrió, al menos según los hinduistas. Según los budistas, fue el bodhisattva Avalokiteshvara el que se tragó el veneno. Pero ya fuese Shiva o Avalokiteshvara el que se lo tragó, no hizo daño a ninguno de los dos porque no pasó de sus gargantas. Pero las gargantas de ambos se les volvieron azules oscuras - por lo que a ambos se les conoce por nilakantha o el de la garganta azul.

El veneno aquí representa el sufrimiento del mundo, dukkha, el cual se lo traga Avalokiteshvara debido a su sabiduría y compasión. El énfasis en la versión budista, y probablemente en la hinduista también, está en la intervención del bodhisattva o del dios para tomar para sí mismo los sufrimientos del mundo. Pero, por supuesto, esto no se ha de tomar al pie de la letra. El sólo puede enseñarte - por su sabiduría y compasión - como tragarte el veneno tú mismo, como enfrentarte tú mismo con el sufrimiento. No es que literalmente él se trague el dolor que tú habrías de experimentar. Cuando batimos el océano del Samsara - y esto es lo que hacemos la mayoría de nosotros la mayoría del tiempo - salen todo tipo de cosas bellas y deleitables que todo el mundo quiere, pero tarde o temprano sale el tarro del veneno. Nadie, hablando en sentido estricto, puede tragarse el veneno por nosotros, pero pueden enseñarnos como tragarlo; en otras palabras, como hacer frente a nuestros propio sufrimiento y al final trascenderlo. En cierto sentido, todos tenemos que ser nuestros propios Avalokiteshvaras.

Se dice a veces que la leyenda del Avalokiteshvara de la garganta azul viene de la leyenda hindú de Shiva, pero no es imposible que sea lo contrario. No hay duda de que en la India antigua - no se sabe exactamente cuando - había toda una masa flotante de mitos, leyendas y tradición popular que no era realmente la propiedad de ninguna religión en particular. Todas las religiones a las que ahora llamamos hinduismo, budismo, jainismo, etc. bebían de esas aguas, por así decirlo, y se servían de esas historias, mitos, parábolas, proverbios y refranes, adaptándolos para sus propios fines.

De todos modos, dejando estas viejas historias y volviendo al capítulo ocho del sutra, probablemente ahora tengamos una idea bastante clara de lo que representa la diosa Lakshmi de la India moderna. Ella es la prosperidad mundana, es la abundancia y la riqueza, en particular en sus aspecto domésticos. Se podría quizás decir que ella es la opulencia o incluso que ella es la economía. En el sutra ella promete dar al monje que predique el Dharma empeño, vestiduras, cuenco para la limosna, cama y asiento, medicinas y otros excelentes avios. Ella hace esto, como hemos visto, para que él pueda predicar el sutra bien y que todos los seres se beneficien.

Esto quiere decir que la abundancia y la riqueza se ponen al servicio del monje que predica el sutra, y así al servicio del Dharma, la luz dorada. Por lo tanto, Sri representa la abundancia y la riqueza dedicada a objetivos espirituales. La diferencia entre la diosa hindú Lakshmi y la diosa budista Sri, es que la primera representa la abundancia y la riqueza dedicadas a objetivos mundanos, mientras que Sri representa la abundancia y la riqueza dedicadas a objetivos espirituales. Lakshmi es la economía en general, Sri es la economía budista, lo cual es el título de este capítulo.

Antes de proseguir, he de hacer una confesión. Este título no es original. Como quizás hayan ustedes adivinado ya, lo he tomado prestado del Dr.E.F. Schumcher, autor de Small is Beautiful, un libro que deberían leer todos los budistas. En el capítulo de ese libro titulado Buddhist Economics, el punto de partida del Dr. Schumacher es exactamente igual al mío propio. El capítulo empieza con la siguiente declaración:

“La subsistencia correcta es uno de los requisitos del Noble Camino Óctuple del Buda. Por consiguiente, está claro que debe haber tal cosa como la economía budista.”

El Dr. Schumacher pasa entonces a explorar las implicaciones de esta declaración para un contexto predominantemente no tradicional y moderno, mientras que en este libro nos interesa la economía budista dentro de un contexto predominantemente espiritual y tradicional, dentro del contenido de El sutra de la Luz Dorada. Aun así, estoy fundamentalmente de acuerdo con el enfoque del Dr. Schumacher, su pensamiento, según a mi me parece, va en la dirección correcta. Me alegra que su libro haya recibido tanta atención y espero que continúe recibiéndola. Espero que más y más gente actúe según sus recomendaciones. En resumen, y expresado con términos budistas: me regocijo de los méritos del Dr. Schumacher.

También me regocijo de los méritos de la gran diosa Sri y de las promesas que hace. El carácter fundamental de su promesa es realmente muy simple - tan simple que podríamos no reparar en él. Su promesa es fundamentalmente la promesa de dar ¿Y qué promete dar? Prácticamente todo - es decir, todo lo que es necesario para mantener la vida espiritual: comida, ropa, lugar de residencia y medicinas. No se necesita realmente nada más que eso. Luego podemos decir que la economía budista es la economía del dar. Podemos ir aún más lejos y decir que la vida budista es la vida del dar. En la medida que poseemos, debemos dar - cosas materiales como mínimo, si es que no podemos dar nada más que eso. Sin dar no hay vida espiritual.

Esto se ve claramente en el caso del Bodhisattva, el budista ideal del Mahayana, aquel comprometido con el logro del bodhi - la Iluminación - no para él sino por el beneficio de todos los seres. El Bodhisattva practica las seis paramitas o virtudes trascendentales; y la primera de estas es dana, o el dar. La Dana puede ser de distintos tipos, ya que hay todo tipo de cosas que pueden ser dadas a todo tipo de gente en todo tipo de formas.

La práctica de dana está muy extendida en todos los países budistas, indistintamente de que practiquen según el Theravada, el Mahayana o cualquier otra escuela. En esos países, el Dharma y quienes lo practican y predican están mantenidos a una escala que apenas si podemos imaginar en Occidente. Y en ningún sitio es más así - o fue más así - que en el Tíbet tal y como era hasta 1950, o en cierta medida incluso hasta 1959.

Recuerdo que, con respecto a esto, tuve una conversación en Kalimpong hace mucho años. Debió de ser a principio de los años cincuenta y fue con un estudiante tibetano llamado Aggen Chototsang que estaba aprendiendo inglés conmigo. El tenía unos treinta años y había nacido en el Tíbet oriental; de hecho el era khamba. Los khambas tienen fama de ser fieros y guerreadores, hasta el punto de ser tanto agresivos como indisciplinados, pero también tienen fama de ser muy buenos budistas. Aggen era uno de los cinco hermanos de una familia de comerciantes. El era bajo, achaparrado y muy sincero y directo. Por desgracia murió unos diez años después luchando contra los chinos en el Tíbet oriental. Espero que haya tenido un buen renacimiento, aunque murió luchando. De cualquier modo, Aggen me dijo una vez como él y sus hermanos gastaban sus ingresos. Ellos dividían en tres partes todo el dinero que habían ganado al final del año. Entonces daban una de las partes para asuntos del Dharma: reparación de monasterios, proporcionar comida y ropa para los monjes, imprimir copias de textos sagrados, subvencionar ceremonias religiosas, hacer encargos de imágenes y pinturas de Budas y Bodhisattvas, etc... Otra parte la gastaban en placeres: esto, lamentablemente consistía en la bebida y el juego, sobre todo el juego - si bien no fumaban. Los tibetanos chapados a la antigua veían mucho peor el fumar que el beber. La otra parte se dedicaba a gastos de la casa y a la inversión en el negocio. Según Aggen, esto era la norma general en Kham; cada familia daba la tercera parte de sus ingresos al Dharma - lo cual es realmente algo a lo que habrían de aspirar los budistas de todas los sitios. Nosotros generalmente pensamos que estamos dando mucho si damos una décima parte de nuestros ingresos; pero según los estándares de los khambas eso sería, en comparación, tacañería.

La diosa Sri promete dar al monje que es predicador del sutra cosas tales como la comida, la ropa, la cama y el asiento; dicho en otro modo, lo que da, lo da en especie, no en dinero. Esta es la práctica tradicional que sigue muy extendida por algunas partes del mundo budista, si bien menos de lo que lo estuvo. Yo viví de ese modo por un par de años - no en un país budista, sino en la India. No poseía dinero alguno, ni siquiera en el banco. No manejaba dinero, no lo tocaba, no lo aceptaba si se me ofrecía. Y descubrí que esas medidas simplificaban muchísimo la vida. Había muchas cosas sobre las cuales simplemente no tenía que preocuparme, porque no tenía nada de dinero.

No obstante, posteriormente descubrí que era posible solamente vivir así mientras estuviera interesado exclusivamente en mi práctica espiritual personal. No pude mantener esa forma de vida cuando comencé a ocuparme de organizar actividades budistas. Para eso necesitaba dinero, incluso en la India. Si esto era el caso en la India, lo es mucho más aquí en Occidente. Es todavía posible aquí invitar a comer al monje que predica el sutra, es posible todavía regalarle un par de calcetines o una casita de campo; pero si quieres dar apoyo al Dharma seriamente, tendrás que dar dinero; de hecho mucho dinero.

La actitud de la gente hacia el dinero es un tanto extraña. Esto quizás no sea sorprendente: el dinero en sí es una cosa extraña y cambiante. Se podría hasta decir que el dinero lo es todo excepto dinero. El dinero es la vida, el dinero es el poder, el dinero es el prestigio, el dinero es la seguridad, el dinero es el placer, el dinero es el amor. Al fin y al cabo, con dinero se compra el amor, o cualquier cosa que queramos - o al menos eso pensamos. La cosa más extraña respecto a la actitud de la gente hacia el dinero es su renuencia a dejarlo partir. En Occidente esto es cierto incluso para algunos budistas. Parece que piensen que, en algún modo, hay algo malo en dar dinero para el trabajo del Dharma. Esta renuencia probablemente tenga algo que ver con nuestra actitud básica hacia el dinero. Tendemos a pensar que es algo sucio y asqueroso, algo con lo que la gente decente tiene el mínimo de relación posible, al menos en público. La expresión “sucio lucro” refleja probablemente nuestra actitud básica hacia el dinero - y algunos budistas occidentales tienden a compartir esa actitud. Piensan del Dharma que es muy puro, y que ha de ser preservado puro. Y ¿Cómo se preserva el Dharma puro? Bueno, pues una de las formas de hacerlo es mantener tu sucio y asqueroso dinero lo más lejos posible del Dharma.

Pero esa ciertamente no es la actitud tradicional. La actitud tradicional es que el dinero - dinero que uno ha adquirido por medios éticos, según los principios de la Subsistencia Correcta - es una cosa buena y sana, y lo mejor que uno puede hacer con él es darlo para el trabajo del Dharma. Se podría decir que el dinero es como el estiércol: a veces huele, pero realmente es una cosa sana, buena y limpia. No tenemos porque ser remilgados a la hora de manejarlo o de darlo. Como dijo Sir Francis Bacon hace cuatro siglos: “el dinero es como la porquería para el abono, no vale para nada si no se echa”.

Así que si tienes algo de esa porquería, échala alrededor, particularmente en dirección a donde está el Dharma. Como dijo el mismo Buda: “No tengáis miedo a dar”. The Salvation Army (El Ejercito de la Salvación) tenía este slogan: “Da hasta que duela”. Pero eso es incorrecto y seguramente refleja una actitud típicamente cristiana. Nos hace pensar que la vida espiritual es algo esencialmente doloroso y provoca una actitud para el dar como la que la mayoría de nosotros tenemos para ir al dentista. Lo posponemos todo lo posible porque pensamos que va a doler. (Es una actitud que requiere que el beneficiado se sienta verdaderamente desgraciado también). Pero de hecho, el dar no duele nada. De hecho, cuanto más des más feliz, más ligero y más libre te sentirás. Luego debemos dejar a los demás recorrer su camino hacia el dar en la forma en que puedan. Como budistas deberíamos decir: “Da hasta que te posea totalmente la alegría”

Dar, he de añadir, no quiere decir pagar. Cuando empecé a organizar actividades budistas en Inglaterra, me di cuenta de que la gente estaba muy poco dispuesta a dar para el beneficio del Dharma, aunque me aseguraban que les estaba beneficiando. Sin embargo, estaban bastante dispuestos a pagar por conferencias, clases de yoga, retiros, etc... Yo me preguntaba porque era eso así y, al final, saqué ciertas conclusiones provisionales que parecían arrojar al menos algo de luz sobre el asunto.

Cuando pagas, compras. Lo que compras es tuyo. Y cuando posees algo, es tuyo, es para ti; luego no te importa pagar - incluso pagar por el Dharma. Sin embargo, cuando das, te deshaces de algo. El dinero dado es dinero perdido. Aquello de lo que te deshaces ya no es tuyo, no es para ti, luego estás poco dispuesto a dar, incluso por el beneficio del Dharma. Esta forma de pensar es mezquina y he notado que quienes son capaces de liberarse de ella son inequivocamente más felices.

Veamos ahora las cosas que la gran diosa Sri promete dar al monje que es el predicador del sutra. Primeramente, ella promete dar empeño, lo que implica tanto el entusiasmo como la energía ¿Pero cómo es que esta diosa da el empeño? ¿No es ella esencialmente la diosa de la abundancia y la riqueza? ¿Pero cómo es que da una cualidad psicológica e incluso espiritual, como es el empeño? ¿No se habrá salido un poco de su sitio? ¿No estará yendo más allá de su jurisdicción propia?

Realmente no. Ella da el empeño pero no directamente, sino indirectamente, cuando da las otras cosas: hábitos, cuenco de mendigar, cama, etc... El monje tiene que ser capaz de dedicar todas sus energías a la vida espiritual, a predicar El sutra de la Luz Dorada. Si tuviera que preocuparse de la comida y las vestiduras, eso tomaría algo de su energía, de modo que la comida y las vestiduras se las han de proporcionar y eso es lo que hace la gran diosa Sri. Al dar al monje comida y vestiduras, ella lo capacita para dedicar sus energías a predicar el sutra. Al fin y al cabo, el monje no sólo ha renunciado a la responsabilidad de mantener esposa y familia, el ha renunciado también a la responsabilidad de mantenerse y esto es reconocido de modo general en la mayoría de los países budistas. Esto es particularmente cierto en el caso de los países del Theravada, en los que, como sé por experiencia propia, al monje se le permite cocinar su propia comida, ni aun hacerse su taza de te. Todo se le proporciona, todo se hace por él.

Está, no obstante, el otro lado de la moneda. El monje ha de dedicar todas sus energías al Dharma y todas quiere decir todas - lo que no es cosa fácil para todo el mundo. Puede que el monje se dedique a actividades budistas como predicar El sutra de la Luz Dorada, o a la meditación, o a la combinación de ambas, siempre que una u otra forma todas sus energías estén dedicadas al Dharma. Y es la diosa Sri la que hace eso posible. En otras palabras, es la economía budista - la economía del dar - que lo hace posible.

En segundo lugar, Sri da al monje el obsequio de las vestiduras. Es interesante, y muy en acuerdo con el espíritu original del budismo, que el traductor usa la palabra vestiduras y no hábitos. En los tiempos del Buda los monjes (como les llamamos ahora) llevaban ropa.

PONIENDO AL BUDISMO A TRABAJAR

Title: Putting Buddhism to Work:
A New Approach to Management and Business

Author: Shinichi Inoue

Publisher: Kodansha International Ltd. (Tokyo)
Year of publication: 1997

Buddhist Economics: The Emerging Middle Path between Capitalism and Socialism

Shinichi Inoue, a former President of the Japanese Miyazaki Bank and reputed economist, has proposed a novel approach to economic management that goes beyond socialism and capitalism. He calls his proposed economics for the 21st century 'Buddhist Economics', a phrase first used in print by Dr. E.F.Schumacher in 1973 in his best-selling book " Small is Beautiful ".

Based on the insight of the Buddha that spiritual liberation is attained by avoiding extremes, whether by indulgence in worldly pleasures or severe asceticism, and treading namely ' the Middle Way ', Inoue recommends 'Buddhist Economics ' as the ideal middle path between the competing models of capitalism and socialism. Both these systems, Inoue argues, have failed to contain the relentless destruction of the natural environment and the human community, thereby forcing leading executives and planners to search for new solutions for planetary problems.

Inoue draws on the best aspects of both capitalist and socialist economic systems, in his ' Buddhist Economics ' model. It supports the conventional forces of a free market and competition without destroying either nature or human society. His alternate vision of sustainable economics is meant to be more just and more ecologically sound.

Inspired by the fundamental Buddhist insight of the inter-connectedness existing among all living things, Inoue says that Buddhism, Economics and Ecology are all inter-related. He places a heavy emphasis on the concept of freedom as understood in Buddhism in contrast to the Western concept of 'freedom'. In the West 'freedom' revolves around the rights of the individual i.e. freedom to do what one wishes. In Buddhism, 'freedom' means freedom from personal desires or attachments.

In Inoue's view, a Buddhist approach to economics requires an understanding that economics and a moral and spiritual life are neither separate nor mutually exclusive. The 20th Century has been ravaged by a materialistic, self-centered consumerism. The next century needs to focus on the quality and spirituality of life itself. Buddhism, which advocates the 'Middle Path', serves as an important resource to pursue an alternative to the extremes of capitalism and socialism, or pure self-interest and utter self-negation.

The Essence of Buddhist Economics

Inoue identifies three key phrases that underlie his model of Buddhist Economics.

They are:

1) an economics that benefits oneself and others
2) an economics of tolerance and peace
3) an economics that can save the earth.

An Economics that benefits oneself and others

Adam Smith developed his theory of free enterprise based on the concept of self-benefit'. This led to people being more concerned with enriching themselves and disregarding the interests of others. At the international level, during Adam Smith's day, major colonial powers such as England, Netherlands, France, Portugal and Spain developed their economies from the resources taken from other poorer regions, without an adequate resulting benefit accruing to the colonies. In contrast, the earlier Buddhist societies such as India during the time of the Buddha or Japan during
the time of Prince Shotuku ( 574 - 622 AD ) existed with a radically different social approach. In Japanese society where the density of population was high, human relations were tightly interwoven, and Japanese people were encouraged to pay great attention to how other people thought or reacted. In the Japanese world of business, earning the trust of others and entering into mutually beneficial transactions have always been given priority. Such conduct was the result of
deep-seated Buddhist influence.

The Western obsession with 'self-benefit ' and indifference to the rights of non-European people has been well analysed by former Indian diplomat K.M.Panikkar in his ground breaking book 'Asia and Western Domination - A Survey of the Vasco De Gama Epoch of Asian History 1498 - 1945, published in 1953. Panikkar says that western colonial powers were reluctant to recognise that doctrines of international law applied outside Europe or that European nations had any moral obligations when dealing with Asian people. For example, when Britain insisted on the opium trade against the laws of China in the 19th Century, there was a prohibition by law on opium smoking in England. In countries under direct British occupation eg. India, Ceylon and Burma, though there were equal rights established by law, there was considerable reservation in enforcing the law against Europeans. Maurice Collis, a British magistrate in Burma, gives a rare candid account in his book 'Trials in Burma' ( 1938 ) about the pressures brought upon him by the members of the Colonial Government and the British expatriate community, to be partial towards Europeans in his judgments. Panikkar avers that this doctrine of different rights (which made a mockery of the concept of the Rule of Law) persisted to the very end of western colonial domination and was a prime cause of Europe's ultimate failure in Asia.

An Economics of Tolerance and Peace

The Indian Emperor Asoka established the world's first welfare state in the third century BC upon embracing Buddhism. He renounced the idea of conquest by the sword. In contrast to the western concept of ' Rule of Law ', Asoka embarked upon a 'policy of piety or rule of righteousness'. The basic assumption of this policy of piety was that the ruler who serves as a moral model would be more effective than one who rules purely by strict law enforcement. The right method of governing is not only by legislation and law enforcement, but also by promoting the moral education of the people. Asoka began by issuing edicts concerning the ideas and practice of dharma, dealing with universal law and social order. Realizing that poverty eroded the social fabric, one of his first acts was to fund social welfare and other public projects. Asoka's ideals involved promoting policies for the benefit of everyone in society, treating all his subjects as if they were his children and protecting religion. He built hospitals, animal welfare shelters and enforced a ban on owning slaves and killing. He gave recognition to animal rights in a number of his rock edicts and accepted state responsibility for the protection of animals. Animal sacrifice was forbidden by law.

An important aspect of Asoka's economics of peace was tolerance. In one of his rock edicts, Asoka calls for religious freedom and tolerance, and declares that by respecting someone else's religion, one brings credit to one's own religion. Inoue says that the idea of religious tolerance only emerged in the West in 1689 with the publication of John Locke's book ' A Letter Concerning Toleration '.

Inoue says that from a Buddhist perspective, politics can be summed up by the Sanskrit word 4 cakravartin ' (the wheel turner ), which means a king or political ruler who protects his people and the Buddhist teachings. Asoka was the prototype of this ruler whose political ideas were to inspire a countless number of other Asian Emperors and rulers. One enthusiastic follower of Asoka in Japan was Prince Shotuku. (574 - 622 AD ). An ardent believer in Buddhism, Shotukti drafted a 17 Article Constitution (the first Buddhist Constitution of Japan), which was promulgated in 604 AD. Shotuku appeals neither to 'self-evident truths ' (as in the American Constitution ) nor to some divine right of kings as the basis of law. Instead he begins pragmatically by stating that if society is to work efficiently for the good of all, then people must restrain factionalism and learn to work together. A key feature of this Constitution is the emphasis placed on resolving differences by appeals to harmony and common good, using the procedure of consensus. This approach is in marked contrast to the western view that factions can be controlled only legally by a balance of powers. Decision making by consensus is a significant characteristic of Japanese society. Every effort is made to ensure that minority dissident factions are not allowed to lose face.

The influence of Buddhism in Japan was such that in 792 AD Emperor Kammu (781 - 806 AD) despite constant threats from Korea, abolished the 100 year old national army, except for one regiment to guard the region near Korea. National security was maintained by sons of local clan leaders somewhat similar to the present day police. Japan was effectively without an army until the emergence of the new warrior class before the Kamakura, Shogunate (1192 - 1333 AD). Tibet is another example of demilitarisation (in the 17th century). What is significant to note here is that long before the ideal of demilitarisation was espoused in western countries, ancient Buddhist countries had already implemented it. In Japan, beginning from the 9th century, the death penalty was abolished for nearly three and a half centuries.

An Economics to save the Earth

Inoue is vehemently critical of the practice of industrial societies indulging in a policy of take-and-take from nature, despite economics being fundamentally about exchange or give-and-take. He identifies a passage in the Bible (Genesis 1: 27 - 28) as a possible root cause of the western attitude towards nature. This passage declares:

"So God created man in his own image, in the image created he him, male and female created he them. And God blessed them, and God said unto them, "Be fruitful and multiply, and replenish the earth and subdue it, and have dominion over the fish of the sea, and over the fowl of the air, and over every living thing that moveth upon the earth".

Some have interpreted this passage literally, as one giving divine sanction to domination of the earth for the benefit of only human beings and disregarding the interests of both plants and other living creatures of this world. In contrast, Buddhist sacred texts are much more humble and always emphasise the need to live in harmony with nature and peacefully co-exist with other living creatures, as the ideal and noble way. In the Buddhist worldview, humans rather being masters of this earth, simply make up one tiny element in a vast cosmos. In the Buddhist Economics that Inoue proposes, the earth rather than human beings will be placed at the center of our worldview.

History of Economics

Inoue examines the major ideas in the theories of prominent economists such as Adam Smith (1723 - 1790), David Ricardo (1772 - 1823), Karl, Marx (1818 - 1883), John Keynes (1883 - 1946) Joan Robinson (1903 - 1983) and the German Economists Friedrich von Hayek (1899 - 1992), Wilhelm Lopke (1899 - 1966) and Ludwig Erhard (1897 - 1977). Inoue singles out Lopke's best-selling book ' Civitas Humanas (Human Citizen) published in 1949 as laying the foundation for the new humanistic school of economics. Inoue uses the concept of `social market economics' advocated by Ludwig Erhard in his 1957 book 'Woffistand fur Alles (Happiness for All ) as the precedent for developing the new Buddhist Economics. Erhard called for the need to overcome the inherent tensions between the haves and have-nots in society, through such governmental policies as the banning of cartels, using government 'price valuation' to ensure fair pricing, rent control and supporting people with disabilities.

Inoue was also inspired by Dr. E.F Schumacher's book 'Small is Beautiful', which has a chapter on 'Buddhist Economics.' Schumacher was heavily influenced by Buddhist meditation and wisdom during his time in Myanmar (formerly Burma). Though Schumacher recommended a new approach to economics based on Buddhism, Inoue says that Schumacher's ultimate solutions were sought in Christian oriented ethics. Nevertheless, Inoue says that Schumacher's book should serve as a wake up call for those living in Buddhist countries. He further says that given the destruction of the natural environment that has taken place in the industrial West, the time has come to use a Buddhist approach to economics.

Historical Background of Buddhist Economics

The life story of the Buddha offers a valuable lesson when focusing on Buddhist economics. Prince Siddhartha rejected the material comforts of a royal life, and also realised the futility of asceticism and denial of natural physical needs. Inoue says ''The Buddha walked a fine line between materialism and denial of the world, and this middle way or moderate standpoint is fundamental to understanding Buddhist Economics'.

The ordinary public and the merchant class supported Buddhism from the very outset. As Buddhism moved eastwards over the centuries, to China, Korea and Japan it absorbed elements of the culture of these countries and became transformed along the way. It also managed to transform the societies and economies of these countries by introducing ethical concepts into the pursuit of profit. In Japanese history there has been substantial Buddhist support of commerce, which had come to fruition during the Edo period (1603 - 1867). This period witnessed an explosion of economic activity. Some sociologists have found interesting parallels in the connections between the Protestant work ethic and capitalism, and between the rise of Japanese Capitalism and the religious thought of the time.

Unrestrained Consumption

The world's natural resources would be depleted if two factors are not immediately addressed:

1) the ever increasing population growth, and
2) the mismanagement of desire ( particularly of those people in the so-called advanced countries)

In the Ryoan-ji, the Buddhist Temple of Kyoto, famous for its stone and sand garden, there is a poem carved on a stone, which says ' Know what one really needs '. Inoue says that this is no simple injunction. To know what one really needs in life requires great wisdom. But to have the strength to say 'no' to the unessential products in life would release a person from the coils of consumption. Inoue says that this view i.e. of wanting what is really essential reflects the Buddhist view of consumption and it is the ideal attitude to be promoted in the coming century.

Right Livelihood

Right livelihood is one of the components of the Noble Eightfold Path. Its importance lies in the fact that the work one does for a living influences a person's thinking. The Buddha has named five types of occupations as unwholesome ways of earning a living. They are 1) Selling liqour or being connected with the production and sale of liquor 2) Sale of flesh or being connected with the raising and killing of animals 3) Poison (includes drugs) 4) Trading in living beings (includes slavery or for similar purposes) 5) Dangerous weapons.

Inoue uses the 'Sigalovada Sutta ' (which is also called the layman's code of discipline or gihi vinaya ) as the premise for developing the right work ethic for the next century. In one passage of this Sutta, the Buddha says "One should work like a bee to earn one's livelihood. Do not wait for others to help, nor depend on others foolishly". In the Sigalovada Sutta, the Buddha showed his concern for the material welfare and the spiritual development of his lay disciples. In the discourse to young Sigala, the Buddha explained the full range of duties owed by a layman to all those with whom he interacts. The Buddha also indicated how wealth has to be spent i.e. one portion for one's needs, which includes offerings to monks and charity, two portions on investment and the fourth portion to be kept for an emergency.

The Author

Inoue was born in 1918 in Southern Japan. Upon graduating from the Department of Economics of the University of Tokyo, he joined the Bank of Japan. In 1975 he was made the President of the Miyazaki Bank. Throughout his career Inoue has sought to combine the practice of Buddhism with his expertise in Economics and Management. He is the current Chairman of the Foundation for the Promotion of Buddhism, and a member of the Buddhist Economics Research Institute of Komazawa University.

In the concluding chapters of this book, Inoue illustrates his creative approach to business with a number of anecdotes of leading Japanese entrepreneurs who had incorporated Buddhist principles and meditation techniques in their day to day work in an effort to develop a more humanistic and environmentalist business ethic.

Buddhist Economic Vision

Though much of the postulates of Inoue have been developed in a Japanese Mahayana Buddhist context, the contents of this book nevertheless provide food for thought to anyone wishing to adopt an innovative approach to Management and Business. However the greatest appeal of this highly readable book lies in the elaborate development of Schumacher's profound insight that there is another way of approaching economics, based on the ideas taught in the East 2500 years ago, particularly of the fundamental interconnectedness of people and nature. It is upon this premise that the world can shift from a throw-away culture to a more sustainable* civilisation. This work also throws a challenge to governments in Buddhist countries to develop a Buddhist economic vision as a part of national planning, as we move towards a new millennium.

Senaka Weeraratna