Wednesday, September 17, 2008

DEL SUFRIMIENTO A LA FELICIDAD

En la tradición budista se habla de necesidad de liberación más que de libertad. Es amplísimo el vocabulario de la liberación: desprenderse, desatarse, desilusionarse, desengañarse, desvincularse, despegarse y un largo etcétera. Las cuatro verdades predicadas por el Buda contienen una espiritualidad liberadora. La primera verdad constata el hecho universal del sufrimiento mirado cara a cara. Tras ese percatarse, viene la llamada a la desilusión, el despego y el desengaño, pero en sentido positivo de liberación.

La segunda verdad relaciona el sufrimiento con el deseo; nos hace caer en la cuenta de la parte que cada persona tiene en la acumulación de sufrimiento en el mundo. Cuando ahondamos en las raíces del mal individual y social, encontramos los propios apegos, ilusiones, engaños o extravíos. Un mal nunca viene sólo desde fuera; aunque sólo sea en parte, lo producimos, aumentamos o exageramos.
La tercera verdad es una salida liberadora que brota desde dentro de nosotros mismos. Si la segunda me descubría que soy peor de lo que creo cuando me autojustifico, la tercera muestra que soy mejor de lo que creo cuando me autocondeno. Pero el camino es largo. La cuarta verdad muestra el óctuple sendero: correcto ver y pensar, correcto hablar, actuar y vivir, correcto esforzarse, atender y concentrarse. Se reducen los ocho aspectos a uno: no exagerar. Ver y pensar sin exagerar; hablar, actuar y vivir sin exagerar; esforzarse, atender y concentrarse sin exagerar.

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