Saturday, October 21, 2006

BIEN COMÚN


BIEN COMÚN PARA LA COMUNIDAD DE LA VIDA

Uno de los efectos más avasalladores del capitalismo globalizado y de su ideología política, el neoliberalismo, es la demolición de la noción de bien común o de bienestar social. Es notorio que las sociedades civilizadas se construyeron y siguen continúan construyéndose sobre dos pilares fundamentales: la participación de los ciudadanos (ciudadanía activa) y la cooperación de todos. Juntas crean el bien común. Pero éste fue enviado al limbo de las preocupaciones políticas, y su lugar fue ocupado por las nociones de rentabilidad, flexibilización, adaptación y competitividad. La libertad del ciudadano es sustituida por la libertad de las fuerzas del mercado; el bien común, por el bien particular; y la cooperación, por la competitividad. La participación y la cooperación aseguraban la existencia de cada persona y la vigencia de los derechos. Una vez negados esos valores, la existencia de cada uno no está ya socialmente garantizada, ni sus derechos asegurados. Por eso cada uno se siente forzado a garantizar lo suyo. De este modo surge un individualismo avasallador, que se pone de manifiesto en el lenguaje cotidiano: mi empleo, mi salario, mi casa, mi carro, mi familia... Nadie se siente motivado, por tanto, a construir algo en común. Lo único en común que queda es la guerra de todos contra todos con vistas a la supervivencia individual. En este contexto, ¿quién va a pensar en el destino común de la especie humana y de la única casa colectiva, la Tierra? ¿Quién se cuidará del interés general de los 6.300 millones de seres humanos? El neoliberalismo es sordo, ciego y mudo frente a esta cuestión fundamental. Y seria contradictorio suscitarla, pues defiende concepciones políticas y sociales directamente opuestas al bien común. Su propósito básico es éste: el mercado tiene que ganar, y la sociedad tiene que perder. Es el mercado el que habrá de regularlo y resolverlo todo. Y si es así, ¿por qué vamos a construir cosas en común? Se deslegitimó el bienestar social. Sucede, por otro lado, que el creciente empobrecimiento mundial es el resultado de las lógicas excluyentes y depredadoras de la actual globalización competitiva, liberalizadora, desregularizadora y privatizadora. Cuanto más se privatiza, tanto más se legitima el interés particular en detrimento del interés general, además de debilitar al Estado, el administrador del interés general. Es el triunfo del capitalismo. ¿Cuánta perversidad social y barbarie soporta el espíritu? ¿Qué es el bien común? En el plano infraestructural, es el acceso justo de todos a los, bienes básicos (alimentación, salud, vivienda, energía, seguridad y comunicación). En el plano humanístico, es el reconocimiento, el respeto y la convivencia pacífica. Por el hecho de haber sido desmantelado bajo la virulencia de la globalización competitiva, el bien común tiene que ser ahora reconstruido. Para ello hay que dar hegemonía a la cooperación y no a la competencia. Si no se produce ese cambio, difícilmente se mantendrá la comunidad humana unida y con un futuro que valga la pena.

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